Wednesday, October 27, 2004

El Programa Erasmus - Idea de convivencia para Colombia

El siguiente artículo del diario español EL PAIS (por Gloria Merchán y por Lola Huete Machado), publicado aquí sin permiso, pero con buena intención y con copyleft, eso sí, ofrece una breve pero potente descripción del Programa Erasmus de Intercambio Estudiantil Europeo. Al leerlo me lleno de esperanza porque en el futuro de Colombia, y en el de Latinoamérica, haya una estructura similar, que se sienta, que la veamos, que nos permita conocernos mejor, que nos ayude a entender nuestra identidad, a ver al vecino con buenos ojos y compartir sin recelo una conversación con cualquier otro ciudadano, sin que importe su origen espacial ni su origen económico. Difícil? Claro, como todo en Colombia. Pero posible! Como todo en el mundo!

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*Copyleft - EL PAIS SEMANAL / España / 17-10-2004

El Espiritu del Programa Erasmus
*por Gloria Merchán y por Lola Huete Machado*

“Españoles. Italianos. Españoles. Belgas. Españoles. Ingleses. Españoles. La Mensa. Biblioteca di Lettere. Exámenes. Repescas. Ssshhhh, ‘están estudiando’. Viajes. Muchas visitas (‘en mi casa hay sitio’). Il Palio. Partidos de fútbol. Sobremesas en la Piazza del Campo. 100 kilos de pasta. 100 tortillas de patata. Dos intentos de paella. ‘He traído helado’. Litros de sangría (no digo cuántos). El carro de la compra (lo que dio de sí). ‘Nos hacen falta vasos…’. Fiestas. Vespa. Ciudad preciosa. Gente increíble. Año inolvidable. Erasmus 1999-2000. Siena (Italia)”.

Ésta es una carta entre el millar recibido en respuesta a la convocatoria de EPS. Unos 170.000 universitarios españoles han sido y son Erasmus desde 1987. Dos millones en toda Europa, de 3.000 universidades, de 30 países. Una beca nacida con una idea: crear ciudadanos europeos. Valoración de los lectores: se recibe poco dinero, pero merece la pena. Esta semana se entrega el Premio Príncipe de Asturias al Programa Erasmus.

Las cartas han sido casi mil, tantas que empezamos ya a creer que Erasmus somos todos, aunque desde que se puso en marcha el programa en Bruselas en 1987 hasta el curso antepasado hayan participado unos 170.000 estudiantes españoles (de un total de 1,5 millones, según el INE). Y si Gloria Merchán nos introduce, en la página anterior, en el gusto por ser y vivir en esa condición estudiantil, es Elvira Domínguez, desde Francia, la que mejor (entre otras muchas estupendas; imposible citar o incluir todas) sintetiza en su carta prospecto las características del Programa Erasmus. A saber. “Propiedades: fármaco de reconocida eficacia en la prevención y el tratamiento de la timidez, ñoñería, nacionalismo, racismo, chovinismo y otros males de orden social. Composición: estancia en una ciudad de la UE para continuar estudios universitarios. Indicaciones: favorece el aprendizaje de idiomas, la sociabilidad y el interés por la cultura, la tolerancia y el sentimiento de pertenencia a Europa. Posología: administrar al menos una vez en la vida, preferentemente en jóvenes. Presentación: estancias de 3 a 12 meses. Contraindicaciones: no descritas. Incompatibilidades: la relación sentimental en el país de origen puede resultar dañada, por lo que no se aconseja su utilización simultánea. Efectos secundarios: la lengua materna puede sufrir daños, así como cualquier tercer idioma estudiado (estos síntomas desaparecen al abandonar el tratamiento); puede producirse aumento de la asistencia a fiestas, de suspensos, promiscuidad, incapacidad de convivir de nuevo con los padres, crítica de las costumbres del país de origen, dependencia del correo electrónico, multiplicación de abonos a Europa 15, viajes por Europa para visitar a los amigos, idealización del medicamento. Precauciones: en algunos casos se ha descrito dependencia al tratamiento y depresión al abandonarlo; si es así, administrar viajes periódicos a la ciudad Erasmus hasta que la dependencia se atenúe. Advertencia: se han observado casos de pacientes que se instalan años en el país de acogida; algunos, definitivamente. Intoxicación: la intoxicación es rara, dado su elevado índice terapéutico. Sin receta médica”.

El Programa Erasmus (por Erasmo de Rotterdam) nació en la UE en 1987. El objetivo: impulsar la integración europea a través de la educación, apoyar la movilidad y el conocimiento, crear poco a poco una ciudadanía continental. Aquel año sólo 240 españoles se sumaron al programa; en el último curso contabilizado (2002-2003; del pasado aún no hay datos porque los alumnos “aún están regresando”, informan en la Agencia Erasmus) son ya 18.258.

Los más animosos históricamente han sido los estudiantes de Ciencias Empresariales, de Lingüística y Filología, y de Ingeniería y Tecnología. Por comunidades: Madrid, la más adicta, seguida de Cataluña, Andalucía y Valencia. Y los países de destino habituales: Italia, Francia, Reino Unido y Alemania. Extranjeros que vinieron a España el curso 2002-2003: 21.289. ¿Quién puede solicitar las becas Erasmus? Universitarios y alumnos de escuelas de arte o conservatorios. ¿Dónde? En las universidades, que son las que convocan plazas de acuerdo a convenios con centros europeos. ¿Convalidan estudios? “Reconocimiento de estudios es el término adecuado”, dicen en la Agencia, el organismo que se ocupa de la gestión del dinero y de aplicar la normativa de la casa madre, la Comisión Europea. Por eso conviene ir siempre “con un contrato de estudios firmado del centro de origen y destino”. Por precaución. El mínimo de estancia, tres meses; el máximo, un año. Y no se puede repetir.

Entre las cartas recibidas en EPS las ha habido de jóvenes y no tan jóvenes; de alumnos y profesores; de expertos que ofrecían sus publicaciones, como Lioba Simón (autora de El Programa Erasmus en España: balance de la movilidad universitaria) o Patricia Plaza (“Escribí un artículo en la revista de información general de la Universidad de Granada, Campus: ‘Erasmus, un programa consolidado’, número 81, páginas 16-17, marzo de 1994”). Y hasta políticos, como Óscar López Águeda, que fue Erasmus en Inglaterra y es hoy diputado del PSOE por Segovia. “La generación Erasmus ya está en el Congreso de los Diputados”, dice. De otro modo se ofrece Ana Pintos (“Me voy de Erasmus a Cagliari, Cerdeña, Italia, este mes…”), que sugiere seguirla en su beca para redactar luego su experiencia. Sandra Martorell tiene la misma idea: “Me encuentro ahora en pleno papeleo (el cual empezó hace cinco meses)… Permisos de residencia, cuenta bancaria en el extranjero… Es un averíguate la vida, por no hablar de la cantidad tan mínima que te dan de beca, 100 o 200 euros, cuando si te vas a otro lugar de España pueden darte 500. Ilógico”.

El dinero es la madre del cordero. Los hay, como Sara Romero, que empiezan: “Esto no es una beca, es una desgracia”. Pero en la Agencia Erasmus lo explican. “Se reciben unos fondos comunitarios que este año en España serán de 15 millones de euros. Hay países que optan por pagar más y mandar menos estudiantes. Nosotros optamos por repartir lo más posible”. Y señalan que las propias universidades de origen aportan dinero, también las comunidades autónomas e incluso empresas privadas. Hay que mirar siempre todas las opciones y posibilidades. Otro consejo de alumnos experimentados: consulta los foros de tu universidad, habla con otros.Y no hay razón para desesperar: el objetivo del Erasmus es mover por Europa a tres millones de universitarios en 2010.


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